Escribo sobre mi tierra…

Escribo sobre mi tierra, porque deseo ser confundida con el ocre de sus suelos, con el amarillo de sus campos sin segar, y con el verde intenso de sus primaveras.

Escribo sobre mi tierra, porque me gusta ver el gris que comienza en su horizonte y que me atrapa con fe hacía ninguna parte. Escribo sobre mi tierra, porque a fuerza de ser mía se me había alejado demasiado, se me ha confundido con otras; acolchadas, pero no mías, que me vieron llorar sin consuelo al norte de mis ojos, como una mujer, temiendo que el mundo se acabara para ella.

Ahora te escribo y te rezo, tierra mía, más mía que nunca, más pura que antes, más luminosa y más perfecta. Cuajada de pájaros que vuelven, pletórica de luz que contamina mi alma de dicha y de ternura, de música de flauta travesera y de gloria celestial.

Que escriba sobre mi tierra, dices? No, sólo quiero cantarla, sólo quiero poseerla y que me posea, yo a ella y ella a mí, porque de ella nací y a ella vuelvo.

Porque si no estoy, lloverá el agua partida en mil pedazos y no podré mojarme mi vestido, y no saldré a andar con mi único cuerpo saludando a los árboles del cielo y de la tierra.

Cuando yo muera, quiero que el sol ilumine mi alma, cansada de quererte tierra mía, que me convierta en semilla y en abono, con mis huesos adentro, en tus entrañas.

Que me riegue tu agua transparente, con el mismo amor y sutileza que una madre amamanta a su pequeño. Y que me nazca, Tierra mía , que me nazca cada primavera convertida en pan, en alimento y esperanza.

Justa Cañibano Palmero A mi querida Tierra de Campos

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